febrero 7, 2025

7 min

Habilidades y navegación

Comprender la Baraja

Una Guía Rubicón 3 para la Navegación y la Seguridad

La buena marinería se basa en la destreza, la conciencia y la buena toma de decisiones. En Rubicón 3, navegamos duro y enseñamos habilidades prácticas que marcan una diferencia real en el mar. La Guía de Navegación y Seguridad de Rubicón 3 comparte los conocimientos que todo navegante necesita para manejar un yate con confianza.

Cuando navegas en alta mar con el Rubicón 3, ya sea abriéndote camino por las altas latitudes o de isla en isla por el Caribe, la vida en cubierta es donde todo sucede. La cubierta abierta de un yate no es sólo un lugar para ajustar las velas y disfrutar de las vistas: es un espacio de trabajo dinámico y en constante cambio, donde se ponen a prueba la confianza, la competencia y la destreza marinera. Comprender su disposición y cómo moverse con eficacia puede marcar la diferencia entre una travesía tranquila y un percance evitable.

La Cabina de Mando: Centro de mando en el mar

La bañera es el centro neurálgico de cualquier velero, donde el timonel dirige el rumbo y la tripulación maneja los cabos. En nuestros Clipper 60, el espacio es un bien escaso, y el trabajo en equipo eficiente es la clave. Todos los navegantes, desde los novatos a los expertos, aprenden rápidamente que el manejo del cabrestante, el trimado de las velas y la comunicación deben ser fluidos.

En muchos yates de crucero, la escota de mayor está colocada en el techo, lo que libera espacio en la bañera pero requiere un poco más de músculo al trimarla. Otros, como los yates de alto rendimiento, pueden tener un cursor que atraviesa la bañera, lo que hace que el manejo de la vela mayor sea más sensible, pero también aumenta el riesgo de tropiezos accidentales o colisiones al trasluchar. Saber dónde colocarte y mantenerte alejado cuando no participes activamente es un hábito esencial que debes adquirir.

Además del manejo de las velas, la bañera es la zona principal para planificar la travesía, informar y relajarse. A menudo es el único lugar realmente protegido de la cubierta, sobre todo en condiciones duras, en las que una capota antirociones o un bimini proporcionan un respiro frente al viento y las olas. Pero ese refugio puede tener un coste: visibilidad obstruida, movimiento limitado y restricciones adicionales en el manejo de las velas. Los navegantes experimentados saben cómo equilibrar la comodidad con la eficiencia, manteniendo los movimientos suaves y coordinados, sobre todo en condiciones de mar difíciles.

Consejo de experto: Utiliza hojas codificadas por colores para diferenciar rápidamente las líneas de control, reduciendo la confusión y los errores, sobre todo en situaciones de urgencia.

¿Timón o rueda? El gran debate

Para quienes estén acostumbrados a embarcaciones más pequeñas, la caña del timón ofrece un gobierno directo e instintivo, perfecto para sentir cada movimiento del timón. Pero en los yates más grandes, como los de la flota Rubicón 3, toma el relevo una rueda, unida mediante cables, cadenas o sistemas hidráulicos. ¿La ventaja? Se requiere menos esfuerzo, especialmente con mal tiempo. ¿El inconveniente? Menos reacción inmediata y más posibilidades de fallo mecánico; por eso siempre tenemos una caña de timón de emergencia lista para usar.

Un sistema de gobierno bien mantenido es crucial para una navegación segura. Los yates con gobierno de rueda requieren comprobaciones periódicas de los cables, cuadrantes y conductos hidráulicos, para asegurarse de que no aparezcan signos de desgaste o holgura en mitad de la travesía. Las tripulaciones que confían únicamente en el piloto automático electrónico sin comprender los fundamentos del gobierno manual corren el riesgo de verse desprevenidas si se produce un fallo. La navegación consiste en esperar lo inesperado y tener la capacidad de adaptarse, ya sea cambiando al gobierno de emergencia o gobernando sólo con las velas.

Consejo de experto: Lubrica regularmente los cables de dirección y comprueba que no estén rozados para evitar problemas de dirección a mitad del recorrido.

Cubiertas laterales y de proa: Moverse con confianza

Salir de la bañera y subir a cubierta requiere un cuidadoso movimiento de pies. Ya se trate de rizar una vela mayor, cambiar una vela de proa o amarrar, se trata de moverse con eficacia y seguridad. En un viaje Rubicón 3, enseñamos a todos los miembros de la tripulación la regla de “una mano para el barco”, manteniendo siempre un agarre firme mientras se mueven por la cubierta, sobre todo con mar gruesa.

Los tirantes se extienden a lo largo de la cubierta, proporcionando un salvavidas crucial para engancharse cuando las condiciones lo exigen. Las barandillas y los puntales ofrecen otra capa de seguridad, pero no sustituyen a la buena marinería: en una travesía en alta mar, lo último que se desea es caer por la borda.

La cubierta de proa, a menudo el lugar más concurrido durante los cambios de vela, requiere especial atención. Ya sea izando, arriando o enrollando velas, el trabajo a proa del mástil expone a la tripulación al movimiento, las salpicaduras y las escoras inesperadas. Una buena postura, unos asideros sólidos y el uso adecuado de las amarras de seguridad marcan la diferencia. Los navegantes más experimentados saben que una buena colocación de los pies -manteniendo el peso bajo y sujeto- evita resbalones, incluso con ráfagas repentinas.

Consejo de experto: Utiliza calzado de terraza antideslizante con suela de goma blanda para maximizar el agarre y reducir el riesgo de resbalar, sobre todo en condiciones húmedas.

El techo corredizo: Algo más que un techo de cabina

Además de proporcionar espacio bajo cubierta, el techo proporciona una barrera natural contra el mar rompiente y un punto de apoyo al escorar. Es un lugar cómodo para encaramarse mientras se rizan las velas o se manejan las drizas, pero ten cuidado: estar aquí con mal tiempo puede ser precario.

Una buena costumbre cuando se trabaja en el techo de la carroza es cerrar la escotilla de la escalera para evitar un desafortunado (y muy húmedo) paso en falso bajo cubierta. Por la noche, sobre todo si estás en puerto, debes extremar la precaución: caerse por una escotilla abierta es un rito de iniciación que nadie quiere experimentar.

Los cofres también desempeñan un papel funcional en la gestión de los cabos. Muchos yates dirigen las drizas y los cabos de rizo hacia popa, a los embragues y cabrestantes cercanos a la escalera, simplificando la navegación en solitario o con poca tripulación. Esta configuración reduce la necesidad de un movimiento constante hacia delante, permitiendo un manejo más seguro con mal tiempo. Comprender estas configuraciones -dónde van los cabos, cómo afecta la fricción al trimado y cuál es la mejor manera de gestionar la tensión de las drizas- es una habilidad fundamental que reforzamos en cada viaje de Rubicón 3.

Consejo de experto: Comprueba periódicamente el desgaste de los embragues de driza y asegúrate de que se mantienen bajo carga para evitar el deslizamiento inesperado del cabo.

Anclar y Amarrar: Un esfuerzo de equipo

Las operaciones de amarre y fondeo se encuentran entre los aspectos más vitales -y a menudo ignorados- de la vida en cubierta. A diferencia del crucero costero, en el que un puerto deportivo siempre es una opción, la navegación en alta mar exige autosuficiencia.

Muchos yates de crucero modernos utilizan velas de proa enrollables, pero en una travesía del Rubicón 3, utilizarás un sistema de velas de proa de sujeción manual, que requiere un viaje a proa para izar o arriar la vela manualmente. Tanto si manejas una brida para amarrar como un molinete eléctrico para fondear, la precisión y el trabajo en equipo son fundamentales. Un buen conocimiento de los herrajes de cubierta (cornamusas, pasacables, rodillos de proa) contribuye en gran medida a que el proceso sea fluido y eficaz.

La técnica de anclaje varía según las condiciones. Un buen lance implica un cálculo cuidadoso del alcance, un desairado adecuado y una evaluación continua de la sujeción. En los fondeaderos de aguas profundas, la longitud de la cadena se convierte en un factor que requiere una planificación anticipada. Saber “retroceder” para probar un lance es un conocimiento esencial que nos aseguramos de que todos los miembros de la tripulación comprendan.

Consejo de experto: Inspecciona siempre el cabo del ancla en busca de rozaduras antes de desplegarlo y asegúrate de que los grilletes están bien sujetos para evitar que se pierdan.

Conclusión: La marinería empieza en cubierta

La navegación se aprende con la práctica. Únete a una travesía de Rubicón 3 para perfeccionar tus habilidades y adquirir destrezas del mundo real enseñadas por los expertos.

La vida no espera. ¡Aprovecha el momento!

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