febrero 24, 2024

12 min

Habilidades y navegación

Cómo navegar en un velero

yate agitándose a

Estás en el agua con una brisa estupenda, bien amarrado y volando. Tener un yate que pesa muchas toneladas impulsado por el viento puede parecer a veces algo fácil. Es estimulante poner a punto las velas y hacer pequeños ajustes en el timón para ir cada vez más rápido o cada vez más cerca del viento. Sin embargo, llega un momento en que hay que parar, y de repente toda esa potencia y velocidad sin esfuerzo se convierte en algo que hay que contener. En ceñida, el yate estará golpeando y muy curado. Con la viga encendida, el barco rodará y será vulnerable a las olas rompientes. Si el viento sopla en contra, el barco irá a toda velocidad, y es probable que broche y acabe en el mar, con todos los peligros inherentes a ello.

Una parte fundamental del kit de herramientas de todo navegante es saber cómo maniobrar en un velero o, literalmente, aparcar el barco en el mar. Puede ser que haya que hacer reparaciones, que la tripulación necesite descansar, que el espacio marítimo sea limitado y que haya que evitar una orilla a sotavento. Puede ser simplemente que todos a bordo quieran parar y comer juntos. Todas estas son oportunidades que hay que aprovechar. Es una maniobra que elimina casi instantáneamente todo el impulso de avance de la embarcación. De golpear en ceñida, rodar por ahí o cabalgar a sotavento, después de dar caña al barco de repente estará firmemente bajo control, se moverá poco o nada y será inconmensurablemente más cómodo estar en él. Si se hace correctamente, también es una opción notablemente segura y defensiva cuando parece que todo se está descontrolando.

En este artículo de la Serie Pro, examinamos cuándo hay que tirar hacia arriba, cómo hacerlo y los peligros a los que hay que estar atento. Lee y estudia la información para que, si llega el momento, tú y la tripulación podáis sentiros razonablemente seguros sobre la forma de subir a bordo. También te aconsejamos que salgas y practiques. El momento adecuado para intentar hacer una ceñida por primera vez, o para hacer una ceñida en un yate concreto por primera vez, no es cuando hay una rotura, el viento sopla al norte de 30 nudos con un gran estado de la mar y estás cansado y con poca tripulación.

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Puntos clave

  • No hay un camino ni otro al que llegar. Siempre que la embarcación termine a 20-40 grados del viento y con un mínimo movimiento hacia delante, estarás bien escorado.
  • El cabeceo es una técnica clave para las tácticas de mal tiempo y tormentas, pero también puede utilizarse en diversas condiciones y simplemente para descansar un rato.
  • Debes practicar el cabeceo hacia y tener una idea al menos de cómo va a cabecear tu barco antes de tener que ejecutar el movimiento de verdad.

¿A qué se debe?

No hay una única forma de llegar a una definición definitiva y eso es fundamental comprenderlo. Una embarcación correctamente amurada tendrá la proa a unos 20-40 grados del viento y hará un movimiento de avance mínimo, si es que lo hace. Cómo lo consigas depende totalmente de ti, de tu barco y de las condiciones del momento. Puede que tengas una vela de proa izada, o puede que no. Puede que utilices el motor, puede que no. Puede que necesites gobernar activamente y trabajar con la embarcación para mantenerla en ese perfil, o puede que no. Hay tantos factores en juego sobre cómo conseguir el efecto deseado que cualquiera que diga que hay una única forma de conseguirlo sencillamente no sabe de lo que está hablando. Si tu velero está alejado del viento y el mar, pero no cerca de la manga o más a sotavento y su velocidad de avance es nula o mínima, está escorado. Trabajo hecho y enhorabuena.

¿Cuándo debo estar a punto?

Como es un tema recurrente en gran parte de nuestra instrucción sobre la navegación, no hay, por supuesto, una hora fija en la que debas estar amarrado. Es una técnica que puedes añadir a tu caja de herramientas y utilizarla cuando sientas que la necesitas. Algunas situaciones en las que podrías utilizarlo son:

  1. Descanso y recuperación: La navegación a vela ofrece a la tripulación la oportunidad de descansar y recuperarse, especialmente tras periodos prolongados de navegación o en condiciones difíciles. Una vez en ceñida, la diferencia es notable y las condiciones pueden parecer más que manejables. Al darte un descanso, conservas energía y puedes prepararte para la siguiente etapa del viaje. A menudo navegamos incluso con tiempo relativamente bueno para almorzar o cenar si estamos en ceñida. Es transformadora.
  2. Reparaciones y mantenimiento: Cuando es necesario, el escorado permite a los navegantes realizar reparaciones en el velero o en el equipo con todo bajo control. Tanto si se trata de arreglar una vela dañada, solucionar un problema mecánico menor o comprobar si hay peligros potenciales, el escalofrío proporciona una plataforma estable para las tareas de mantenimiento.
  3. Táctica de tormenta: El peligro para un velero con mal tiempo no es principalmente el viento, sino las olas provocadas por el viento. En particular, olas rompientes que tengan, como mínimo, una altura del 30% de la eslora del yate. Éstas son las olas que pueden provocar un derribo y constituyen un peligro real. Una vez escorada, la proa del barco se mantiene a 20-40 grados del viento y, por tanto, es mucho menos susceptible de sufrir un derribo.
  4. Condiciones de baja visibilidad: En condiciones de baja visibilidad, escora para mantener el velero inmóvil hasta que mejore la visibilidad. Al evitar el movimiento hacia delante, hay menos riesgo de colisiones o de encallar en obstáculos invisibles.
  5. Navegación Coordinada o Encuentro: Al navegar con otras embarcaciones o esperar a un punto de encuentro, los navegantes pueden mantener fácilmente el contacto con otras embarcaciones o sincronizar sus movimientos mediante una rápida maniobra de amarre.
  6. Hombre al agua: Si alguien cae por la borda, lo primero que debe hacer el timonel es detener la embarcación, y esto se hace tirando a.

Comprender los principios de la excavación para

Cuando un velero está en posición de escora, básicamente se para y luego mantiene una posición estable respecto al viento y las olas. En esta maniobra intervienen varias fuerzas:

  1. Fuerza del viento sobre las velas: El viento ejerce una fuerza sobre las velas, pero como éstas están ajustadas para contrarrestarse entre sí (por ejemplo, tienes una vela de proa retrasada), esta fuerza no impulsa el barco hacia delante.
  2. Fuerza del viento sobre el casco y la superestructura: Aparte de las velas, el viento también incide en el casco y en cualquier estructura de la embarcación que esté por encima del agua. Esto puede forzar a la proa a alejarse del viento, pero también puede crear una pequeña cantidad de impulso hacia delante y deriva.
  3. Resistencia hidrodinámica: La forma del casco y su interacción con el agua crean resistencia. Cuando está escorado, el barco se coloca de forma que maximice esta resistencia al avance, ayudándole a permanecer relativamente inmóvil.
  4. Resistencia de la quilla: La quilla resiste el movimiento lateral (holgura). Al escorar, la posición de la embarcación respecto al viento hace que la quilla ayude a evitar que la embarcación sea empujada lateralmente.
  5. Fuerza del timón: El timón suele estar girado hacia el viento. Esto, combinado con el ligero movimiento de avance generado por el viento sobre el casco, crea una fuerza de giro que contrarresta la tendencia de la embarcación a girar a favor del viento, manteniendo de nuevo la embarcación relativamente inmóvil.
  6. Acción de las olas: Las olas pueden empujar la embarcación, pero cuando se escora correctamente, la embarcación se coloca en un ángulo respecto a las olas que minimiza su impacto y ayuda a mantener una posición estable.
  7. Las corrientes: Las corrientes submarinas pueden mover la embarcación, aunque al escorarse los efectos suelen ser mínimos a menos que las corrientes sean muy fuertes.

Ejecución de la Maniobra de Abordaje

  1. Aproximación con rumbo cerrado: Puedes iniciar la maniobra de trasluchada desde cualquier ángulo de viento, pero tienes que conseguir que el barco lleve rumbo de ceñida (lo más cerca posible del viento sin entrar en pérdida) antes de poder trasluchar. Tus velas deben estar bien enrolladas. Con mal tiempo, es probable que también tengas al menos un arrecife, aunque un arrecife per se no es esencial. Ni que decir tiene que puedes acabar escorado a babor o a estribor.
  2. Virar el barco: Vira el barco, pero no sueltes la escota del foque, que será la escota de barlovento. Esto significa que giras la proa a través del viento, pero dejas el foque en el lado original, haciéndolo retroceder. El foque retrasado ayudará a detener el avance del barco.
  3. Gira el barco de nuevo hacia el viento: Una vez que hayas virado, utilizando la caña del timón o la rueda, gira el barco de nuevo hacia el viento, manteniendo el foque echado hacia atrás. Esta acción hará que el barco intente girar hacia el viento, pero el foque retrasado y/o el viento de proa se lo impedirán, calando así el barco a unos 20-40 grados del viento.
  4. Ajusta las velas: Sólo necesitas la vela de proa izada si no hay suficiente viento en la proa para contrarrestar el efecto del timón. Con un golpe realmente fuerte, puede que la proa tenga suficiente alabeo y no necesites vela de proa. Esto salvará la vela y evitará el inevitable roce de las escotas en la jarcia firme. En cualquier caso, si te estás escorando con mal tiempo, es probable que ya tengas una mayor rizada triple y estés utilizando el foque de tormenta. La vela mayor debe trimarse o aligerarse hasta una posición en la que equilibre la embarcación. Puede que tengas que experimentar un poco con esto, y los tamaños relativos de la superficie de las velas de proa y popa también influirán. Ciertamente, si tienes toda la mayor, puede que te encuentres con que tienes demasiada vela levantada para poder maniobrar con eficacia. El objetivo es que la vela mayor ayude a mantener la proa del barco ligeramente girada en dirección contraria al viento, compensando el retroceso del foque.
  5. Vigila y ajusta: Una vez que estés en la posición de amarre, la embarcación debería establecerse en una deriva suave, lenta y lateral, curada desde barlovento. Vigila el comportamiento del barco y ajusta las velas y el timón según sea necesario para mantener esta posición estable. La embarcación debe avanzar lo mínimo y debe cabalgar cómodamente sobre las olas. Si hay olas rompientes, es especialmente esencial intentar detener cualquier movimiento hacia delante. A medida que te desvíes lentamente a sotavento, verás que dejas una mancha de agua lisa con remolinos. Este deslizamiento, destacado por primera vez por Larry Pardey, reduce la potencia y el impacto de las olas rompientes. Si tienes algún movimiento hacia delante, te saldrás de esta resbaladilla y reducirás tu protección. Si te cuesta detener el movimiento hacia delante, pero lo necesitas, puedes probar con urdimbres de arrastre o un drogue. Lo bien que se escore tu barco depende no sólo de tu técnica, sino también de la forma del casco y del tipo de quilla. Los yates modernos con quilla de aleta son mucho más difíciles de detener por completo que los que tienen una forma más tradicional y una quilla más larga.
  6. De largo alcance. Si no te encuentras en condiciones de tormenta y simplemente estás escorado para descansar o para otros fines, es probable que un cierto movimiento hacia delante sea irrelevante. Estarás a corta distancia, pero con una vela de proa retrasada. A esto se le llama adelantarse y puede hacerse a toda vela. Puede ser una técnica útil si deseas seguir navegando hacia delante pero con una velocidad muy reducida.
  7. Vigila tu entorno: Que hayas “aparcado” tu nave no significa que puedas desconectar. Mantente siempre atento a otras embarcaciones, a los peligros para la navegación y a los cambios en las condiciones meteorológicas. Recuerda que la definición legal de si estás amurado a estribor es si tu botavara está a babor del barco.

Reanudar la navegación

Cuando llegue el momento de volver a navegar, tienes dos opciones. Puedes aflojar la vela de proa (si está en uso), tirar de ella o empujarla hacia el otro lado (el de sotavento), izar la escota y volver a ponerte en marcha. Alternativamente, puedes apartarte del viento y esperar a que el barco trasluche, para volver finalmente a gobernar el rumbo que desees.

Consideraciones adicionales

Forma y material de la vela: El tipo de vela y su material pueden influir en el escoramiento a la técnica. Las velas de dacrón suelen ser más indulgentes que las de laminado, y las velas más antiguas pueden requerir más ajustes para encontrar el trimado ideal.

Superficie vélica y peso: Los veleros con mayor superficie vélica o cascos más pesados pueden requerir un reglaje más cuidadoso de la vela y la colocación del timón para conseguir estabilidad al escorarse.

Experiencia y confianza: Para dominar el agarre se requiere práctica y experiencia. Es crucial que practiques y confíes en tu capacidad para escorar y reanudar la navegación antes de tener que ejecutar el movimiento con rabia.

Asegúrate de tener suficiente espacio en el mar: Una embarcación bien escorada derivará a sotavento a 1-2 nudos. Por tanto, es esencial que dispongas de espacio suficiente en el mar para permitir esta deriva antes de llegar a aguas poco profundas o a las rocas y arriesgarte a sufrir daños graves.

La vida no espera. ¡Aprovecha el momento!

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