febrero 10, 2025

2 min

Actualizaciones de la expedición

Blog de la expedición: La Semana 1 de Sotavento (Colibrí)

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Embarcados en nuestro viaje de Santa Lucía a Antigua, la tripulación del Colibrí ha vivido una primera semana inolvidable. Desde dominar el arte de la navegación hasta explorar lugares caribeños, hemos afrontado juntos tanto retos como triunfos. Aquí tienes el relato de la tripulación sobre la primera semana.

Al embarcar en el Hummingbird en Rodney Bay, Santa Lucía, para iniciar nuestra travesía hacia Antigua, guardamos nuestras pertenencias en compartimentos compactos, cada uno de nosotros contemplando en silencio cómo nos adaptaríamos a la vida en espacios tan reducidos con nuestros nuevos compañeros. Tras una copiosa comida y una noche de inquieta expectación, la mañana nos recibió con una reunión informativa exhaustiva y presentaciones formales. Sin demora, zarpamos hacia la bahía de Marigot, lidiando con cabos y nudos desconocidos, abrazando colectivamente la incertidumbre de nuestra nueva realidad marítima.

Bajo el sol del Caribe, viramos y trasluchamos, experimentando tanto el regocijo como los retos de nuestro viaje. Cuando la bahía de Marigot emergió en el horizonte: sus exuberantes colinas verdes, su franja de arena bordeada de palmeras y sus eternos bares de colores, sentimos una profunda sensación de logro. Esta pintoresca escena resonaría más tarde en Portsmouth, Dominica, suscitando reflexiones sobre los innumerables paraísos ocultos que podría albergar el Caribe.

Nuestro viaje no estuvo exento de pruebas. En St-Pierre, Martinica, deambulamos por calles tranquilas a las 5 de la tarde, con el estómago revuelto, sólo para descubrir que los restaurantes locales no abrían hasta las 7. Cuando empezó a llover, algunos nos conformamos con unos bocadillos de supermercado, y volvimos al barco húmedos y cansados. Sin embargo, la mañana siguiente nos ofreció aire fresco y aguas tranquilas: un breve respiro antes de embarcarnos en una travesía de seis horas hasta Roseau, Dominica.

El mar nos puso a prueba con olas de dos metros y vientos de 22 nudos. Aunque algunos sucumbieron al mareo y otros a las quemaduras solares, llegar a Roseau supuso un inmenso alivio. Un baño rejuvenecedor disipó nuestra fatiga, y nos levantaron el ánimo unas cervezas de cortesía en un bar local: una recompensa por ganar una regata amistosa contra Bluejay.

Al día siguiente, bajo la guía del legendario Seacat, recorrimos Dominica, probando coco fresco y cacao crudo por el camino. Su enérgica narración convirtió incluso una central eléctrica en una maravilla. Una neblinosa excursión por la selva tropical nos dejó empapados pero triunfantes, y culminó con un inolvidable baño en un cañón y la subida a una cascada. Una navegación más corta nos llevó a Portsmouth, donde algunos exploraron el río con el capitán Barbosa, buscando a la mítica Calipso pero encontrando sólo cangrejos enfurecidos y una botella de ron vacía.

Cuando concluimos el quinto día con la cena a bordo, se había desarrollado entre nosotros una palpable sensación de camaradería. Las aprensiones iniciales se habían disuelto, sustituidas por historias compartidas y risas. Nuestro espíritu colectivo era elevado y esperábamos con impaciencia las aventuras que nos depararía Guadalupe.

Que venga Guadalupe. 😎

La tripulación está en la primera semana de Las Sotavento: Islas Esmeralda del Caribe.

La vida no espera. ¡Aprovecha el momento!

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